jueves, 21 de febrero de 2013

El arte de escribir cuentos

Escribir puede ser tan vital como respirar, puede convertirse en un regalo o en un castigo; dependiendo del cristal por donde se lo mire. Escribir se convierte en una responsabilidad personal, en una meta que cada quien se traza, en una forma de responderse a sí mismo, de contar y contarse historias. Muchos agregan que escribir no fue una opción, que se les cruzó en el camino, que nació porque sí. Existen muchas razones por las que a las personas les gusta escribir. 

Muchos lo hacen por satisfacción personal, o porque mediante las letras describen lo que sienten o piensan. Otro grupo lo hace por hobbie y otros por el simple hecho de sentirse cerca de la fragmentaria sensación de lo maravilloso que es el arte. Y algunos creen que es una forma de perennizarse, de hacerse un espacio en el recuerdo, de dejarle un legado a sus nietos, de plasmar sus pensamientos de alguna manera. En base a esto, les hablaremos un poco sobre el arte de escribir cuentos, un género que se consume de forma oral y escrita. Muchos lo ignoran debido a que no saben lo valiosos e importantes que son.

El cuento parte desde la ideología de una narración breve de hechos reales o imaginarios que nos quiere dar un mensaje sea simple o complejo. El cuentista tiene ese arte, muchos nacen con él, otros con el pasar del tiempo lo adaptan y se vuelven responsables de todo aquello que escriben. El fin es desarrollar la sensibilidad general de quienes leen cuentos. Aunque sea un género antiquísimo, conforme han pasado los años se ha logrado mantener y está a favor de las personas.

Es importante conocer que para escribir un cuento, hay que aprender a descifrar donde hay tema un tema para realizarlo. Hay veces que escribir un cuento se lo hace de manera limitada, antigua y permanente como lo es en si la literatura. Otras en las que se extiende pero sin volverse aburrido. El objetivo de esta publicación es despertar la imaginación y motivar a todos nuestros lectores a la escritura de cuentos. La típica vaga y escurridiza idea de que un cuento es parecido a una novela, debe quedar atrás. 

Presentaremos una recopilación de consejos sobre el arte de escribir cuentos que brindan reconocidos escritores. 

1.- Nunca abordes los cuentos de uno en uno, honestamente, uno puede estar escribiendo el mismo cuento hasta el día de su muerte. 

2.- Lo mejor es escribir los cuentos de tres en tres, o de cinco en cinco. Si te ves con energía suficiente, escríbelos de nueve en nueve o de quince en quince. 

3.- Hay que leer a Quiroga, hay que leer a Felisberto Hernández y hay que leer a Borges. Hay que leer a Rulfo, a Monterroso, a García Márquez. Un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a Cela ni a Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a Bioy Casares, pero en modo alguno a Cela y a Umbral. 

4.- Un cuentista debe ser valiente. Es triste reconocerlo, pero es así. 

5.- La verdad es que con Edgar Allan Poe todos tendríamos de sobra. 


1.- Los teóricos y los críticos no tienen por qué ser los cuentistas mismos, y es natural que aquéllos sólo entren en escena cuando exista ya un acervo, un acopio de literatura que permita indagar y esclarecer su desarrollo y sus cualidades. 

2.- Los cuentistas inexpertos suelen caer en la ilusión de imaginar que les bastará escribir lisa y llanamente un tema que los ha conmovido, para conmover a su turno a los lectores. Incurren en la ingenuidad de aquél que encuentra bellísimo a su hijo, y da por supuesto que los demás lo ven igualmente bello. (…) Para crear en el lector esa conmoción que lo llevó a él a escribir el cuento, es necesario un oficio de escritor, y que ese oficio consiste, entre otras cosas, en lograr ese clima propio de todo gran cuento, que obliga a seguir leyendo, que atrapa la atención, que aísla al lector de todo lo que lo rodea para después, terminado el cuento, volver a conectarlo con su circunstancia de una manera nueva, enriquecida, más honda o más hermosa. 

3.- La única forma en que puede conseguirse ese secuestro momentáneo del lector es mediante un estilo basado en la intensidad y en la tensión, un estilo en el que los elementos formales y expresivos se ajusten, sin la menor concesión, a la índole del tema, le den su forma visual y auditiva más penetrante y original, lo vuelvan único, inolvidable, lo fijen para siempre en su tiempo y en su ambiente y en su sentido más primordial. 

4.- El cuento contemporáneo se propone como una máquina infalible destinada a cumplir su misión narrativa con la máxima economía de medios; precisamente, la diferencia entre el cuento y lo que los franceses llaman nouvelle y los anglosajones long short story se basa en esa implacable carrera contra el reloj que es un cuento plenamente logrado. 

5.- (...) Basta preguntarse por qué un determinado cuento es malo. No es malo por el tema, porque en literatura no hay temas buenos ni temas malos, hay solamente un buen o un mal tratamiento del tema. Tampoco es malo porque los personajes carecen de interés, ya que hasta una piedra es interesante cuando de ella se ocupan un Henry James o un Franz Kafka. Un cuento es malo cuando se lo escribe sin esa tensión que debe manifestarse desde las primeras palabras o las primeras escenas. Y así podemos adelantar ya que las nociones de significación, de intensidad y de tensión han de permitirnos, como se verá, acercarnos mejor a la estructura misma del cuento.


1.- Escribe frases breves. Comienza siempre con una oración corta. Utiliza un idioma vigoroso. Sé positivo, no negativo. 

2.- La jerga que adoptes debe ser reciente, de lo contrario no sirve.

3.- Evita el uso de adjetivos, especialmente los extravagantes como "espléndido, grande, magnífico, suntuoso". 

4.- Nadie que tenga un cierto ingenio, que sienta y escriba con sinceridad acerca de las cosas que desea decir, puede escribir mal si se atiene a estas reglas. 

 5.- Un escritor, si sirve para algo, no describe. Inventa o construye a partir del conocimiento personal o impersonal para escribir con estilo. 


1.- El estilo debe ser apropiado a tu persona, en función de una persona determinada a la que quieres comunicar tu pensamiento. Para ello hay que saber exactamente cómo se expresaría de viva voz lo que se tiene que decir. 

 2.- La riqueza de la vida se traduce por la riqueza de los gestos. Hay que aprender a considerar todo como un gesto: la longitud y la cesura de las frases, la puntuación, las respiraciones; También la elección de las palabras, y la sucesión de los argumentos. 

3.- El estilo debe mostrar que uno cree en sus pensamientos, no sólo que los piensa, sino que los siente. 

4.- Cuanto más abstracta es la verdad que se quiere enseñar, más importante es hacer converger hacia ella todos los sentidos del lector. 

5.- No es sensato ni hábil privar al lector de sus refutaciones más fáciles; es muy sensato y muy hábil, por el contrario, dejarle el cuidado de formular él mismo la última palabra de nuestra sabiduría.







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